En 2015, las Naciones Unidas aprobaron los diecisiete Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que conforman la Agenda 2030, para garantizar —de forma global— la vida en nuestro planeta. La agenda se organiza en cinco grandes áreas temáticas, para las que la comunidad internacional se ha propuesto alcanzar unos hitos y unos indicadores. Estas áreas o ejes son: Personas, Planeta, Paz, Partenariado y Progreso. En esta ambiciosa agenda se abordan problemáticas como la pobreza, el hambre, la paz, la salud, la igualdad de género, la educación, las desigualdades, la inclusión, la prosperidad económica, la protección del planeta, la lucha contra el cambio climático, ciudades y territorios, energía, consumo o producción.
La Asociación de Profesionales de la Museología de Cataluña, a lo largo de todo el año 2022, propuso una formación para profundizar en cada uno de los cinco grandes ejes en los que se agrupan los ODS, y para reflexionar sobre cómo pueden actuar los museos para conseguir llevar a cabo estos objetivos. A través de cinco cápsulas, varios especialistas nos acercaron a las principales emergencias y, mediante una sesión práctica, se pusieron en común las problemáticas y se pensaron estrategias para trasladar estos objetivos a la estructura y los relatos de los museos. Las sesiones se desarrollaron en formato presencial en diferentes museos de Barcelona, Tarragona, Lleida, Girona y Mallorca, siguiendo una voluntad de estar presente en el territorio de todos nuestros asociados.
MUSEOS Y ODS: PERSONASSesión realizada en el MVR el 9 de mayo de 2022
Gemma Carbó y Joan Vicens en diálogo con Catalina Gayà y Laia Sero.
Cuatro apuntes sobre el estado de la cuestiónCuando hablamos de sostenibilidad, no hablamos sólo de medio ambiente, sino que estamos hablando del necesario cambio de mirada en nuestras formas de vivir.
El planeta no necesita que lo salvemos, se salvará solo. Quienes necesitamos ser salvados somos nosotros. Y desde el mundo de la cultura se está trabajando y reclamando que esa función sea asumida. Como profesionales de la cultura, debemos hacer las cosas de forma sostenible. La función de la cultura es crear los relatos sostenibles. Así de contundente comienza la sesión Gemma Carbó, directora del Museo de la Vida Rural.
Concretamente, en el Museo de la Vida Rural se está trabajando en una nueva lectura de su relato museográfico, y de cómo explican la ruralidad en clave de género. Ya que, en las historias y el patrimonio, normalmente hay muchas carencias referentes a las mujeres, pero también a otros colectivos.
Hablamos del ODS 5, el de la igualdad de género, que quizás hemos planteado siempre de forma muy específica, de forma transversal. Pero en los espacios culturales deberían integrarse las cuestiones de género de una forma mucho más real y efectiva en todo lo que estamos haciendo día a día. Es un tema complejo de abordar, pero que debemos tratar.
Seguidamente, Gemma Carbó pregunta qué realidad observamos en los museos catalanes y cómo contemplan la perspectiva actual el resto de los participantes.
Laia Sero y Catalina Gayà destacan que muchos museos están iniciando un proceso de cuestionamiento, y que buscan herramientas para empezar a trabajar, poniendo a las personas en el centro, intentando que nos ayuden a entender el relato y repensar los privilegios, construyendo así una narración que otorgue sentido a lo que estamos viviendo todos y todas.
Si trabajamos el relato, es porque nos identifica como individuos y colectivo. Como resultado, este discurso ideológico es una forma de presentar quiénes somos, qué hemos sido y qué podemos ser. Los ODS son un cambio de paradigma del concepto de cultura, y en este cambio de paradigma del concepto de cultura se encuentra el acto de repensar cómo hacemos y hemos hecho cultura.
Los museos deben comprometerse con la tarea de la agenda. Debemos tener presente que cada ODS plantea unos indicadores, unos retos muy concretos cuantificables y numéricos de los temas hablados. La tarea hecha de repensar desde los museos puede ayudar a que los indicadores sobre las violencias y las desigualdades mejoren.
Por último, Joan Vicens, presidente de la Asociación de Museólogos de Cataluña, explica que el papel de la asociación en esta cuestión es estratégico. Es necesario crear alianzas y trabajar juntos desde el Servicio de Museos, que es quien marca y es el responsable del Plan de Museos 2030. Hay que sumar esfuerzos, ya que, si todos sumamos y vamos a la par, haremos una revolución de discursos en poco tiempo que no se han hecho en cientos de años.
Debemos cambiar el relato, no reescribir la historia.
El papel de los museos en los ODS Personas: casos prácticosEs aquí donde los museos pueden ejercer un papel muy importante: debemos dejar de hablar de público y empezar a hablar de personas. Éste será un proceso que se originará de forma lenta y con cierto conflicto, que irá cambiando poco a poco las formas de hacer de la cultura, la cual debe dejar de situarse en un punto neutral y mojarse.
La Red de Museos de Historia y Monumentos de Cataluña: Joan Vicens explica cómo los veinticuatro equipamientos que forman parte de la red trabajan el tema de la revisión de rol de género, como el Museo de Historia de Girona.
El Museo de la Vida Rural: Catalina Gayà y Laia Sero explican que primeramente se efectúa un análisis del relato, con indicadores de género y viendo qué se explica y cómo. A partir de aquí se hace una propuesta de intervención trabajando este caso con mujeres que forman parte de este nuevo modelo agrosocial, para que nos detallen cómo participan, qué es y cómo se han involucrado. También se realizan entrevistas en profundidad, historias de vida, grupos de discusión y técnicas etnográficas.
El Archivo Marítimo del Museo de Barcelona: no encontramos fotografías de mujeres, pero tampoco de hombres, porque muchas veces en los museos no hablamos de las personas. Normalmente, hablamos de determinadas personas famosas.
MUSEOS Y ODS SOBRE EL PLANETASesión realizada en el MMB el 13 de junio de 2022
Carles Castell en diálogo con Lina Ubero, Norma Vélez y Mireia Mayolas
Cuatro apuntes sobre el estado de la cuestiónDesde los años setenta, han desaparecido dos terceras partes de la biodiversidad del planeta. Dicho de otro modo, la acción humana ha aniquilado a dos tercios de la vida de nuestro mundo —el 90% en determinados países del Caribe y Sudamérica— y ya se habla de la sexta gran extinción. Y es que incluso en los espacios protegidos la situación es alarmante, poniendo en evidencia que las políticas de conservación, tan necesarias, se quedan demasiado cortas.
Así de rotundo comienza su explicación Carles Castell, responsable de seguimiento de programas y acciones ambientales, del Área de Acción Climática de la Diputación de Barcelona y miembro de la Mesa de Salud y Naturaleza de Cataluña y de la comisión Health and Protected Areas de la Federación EUROPARC.
Y el proceso, de momento, no parece tener freno a menos que la humanidad cambie el modelo económico imperante, que identifica el progreso y el bienestar con el consumo de recursos naturales: creciente consumo de energía, creciente uso de los recursos esenciales —entre ellos el agua— y creciente generación de residuos, sin tener en cuenta que el planeta tiene unos límites.
Este desenfrenado uso de recursos naturales —que hasta ahora era característico de los países ricos— comporta la degradación de los ecosistemas y la pérdida de la biodiversidad. Y parece no tener fin porque los países que hasta ahora no habían entrado en esta escalada de consumo energético reclaman aumentarlo en pro de su desarrollo. Y con justicia, es necesario que todas las personas del planeta puedan acceder a la zona de bienestar, pero esto agrava más el consumo global.
El impacto del consumo global puede medirse a partir de una serie de vectores, el más conocido de los cuales es el cambio climático, si bien existen otros como los cambios de usos del suelo, el cambio en la composición atmosférica, la alteración de los ciclos bioquímicos y del agua, la contaminación del agua, los suelos y la atmósfera, la sobreexplotación de los elementos de los ecosistemas o la expansión de las especies invasoras, que también tienen mucha importancia.
Si hasta ahora vivir mejor iba ligado a un mayor impacto de nuestra huella ecológica, a partir de estos momentos esto se está revirtiendo, y las consecuencias de la degradación de nuestro planeta en la economía y salud de las personas son cada vez más evidentes (un dato: el 60% de los condicionantes de la salud tienen que ver con el medio ambiente). Ciertamente, hay países que deben poder consumir más para poder progresar, pero otros debemos hacer decrecer ese consumo. Y debemos hacerlo con urgencia.
El papel de los museos en los ODS Personas: casos prácticosEs aquí donde los museos podemos tener un papel muy importante, haciendo tomar conciencia del problema y generando participación a favor de revertir el modelo de consumo actual en pro de la sostenibilidad.
Los museos, desde su diversidad temática, son espacios ideales para promover estos nuevos valores mediante proyectos y programaciones destinadas a sensibilizar e implicar.
Somos Naturaleza: Lina Ubero, jefa de programas públicos del Museo de Ciencias Naturales, explicó el proyecto expositivo Somos Naturaleza, llevado a cabo en 2019, destinado a hacer tomar conciencia de cómo la humanidad somos sólo una entre los millones de especies que habitan el planeta y de qué problemáticas estamos generando al habernos desvinculado de esa conciencia. Ubero explicaba cómo la organización de la exposición permitió poner en contacto a diferentes agentes científicos que trabajan en torno a este tema, haciendo del museo un nodo de conocimiento entre profesionales y entre la comunidad y las entidades profesionales.
Bioblitz: Ubero también hizo referencia a la actividad de ciencia ciudadana Bioblitz, en la que el público participante es acompañado por naturalistas de gran experiencia en la observación y búsqueda de flora y fauna del parque de Montjuïc, para colaborar en los estudios de biodiversidad urbana. Es un caso en el que el museo incentiva el conocimiento de la naturaleza desde un punto de vista vivencial y emocional, buscando la participación de la ciudadanía en su conservación. Desde el Museo de Ciencias Naturales ponen en valor las ganas que demuestra la gente por implicarse en reducir la huella ecológica una vez entiende qué está pasando, lo que hacen acompañados de la comunidad científica.
Hacemos Garrotxa: en la concienciación sobre la importancia de trabajar desde los ODS, hay que destacar la difusión que se hace del proyecto Hacemos Garrotxa, que se efectúa desde el Espacio Cráter de Olot. Hacemos Garrotxa es el aterramiento de los ODS en esta comarca en tanto que proyecto estratégico y sistémico. En una visita llevada a cabo a este centro por la AMC, sorprendió la gran mesa interactiva que hay dentro del espacio expositivo, que identifica al centro con el seguimiento de los ODS.
Museums for Future: es una red mundial independiente de profesionales de museos y centros culturales que apoyan la lucha climática. Los miembros de esta red se han movilizado para conseguir los objetivos si desde nuestras instituciones nos implicamos con los movimientos que luchan contra el cambio climático y asumimos nuestra responsabilidad en tanto que mediadores culturales para desarrollar proyectos de todo tipo destinados a explicar los principios científicos que están causando la crisis climática y sensibilizamos a los públicos de la necesidad de emprender acciones urgentes para disminuir la huella ecológica. Otro de sus objetivos es que, desde los equipos de los museos, transformemos nuestras instituciones para hacerlas más sostenibles.
Norma Vélez, del MNAC, exponía cómo, desde el departamento de infraestructuras y mantenimiento de este museo, se puso en marcha una iniciativa destinada a concienciar al resto del equipo para reducir la huella ecológica de la institución. Fueron pioneros en implementar un sistema de gestión ambiental que les permitió conseguir la ISO 14001 de certificación de sistemas de gestión ambiental, lo que demuestra el compromiso con la sostenibilidad y la conciencia medioambiental de la empresa.
La experiencia pone de manifiesto cómo desde la voluntad personal se consigue implicar a todo un colectivo y trabajar en pro de un objetivo social, en este caso disminuir la huella ecológica haciendo un uso más eficiente de los recursos y reduciendo los residuos. He aquí la fuerza de los museos.
MUSEOS Y ODS: PARTENARIADOSesión realizada online el 19 de septiembre de 2022
Participantes:
Marina Gay, directora de CATESCO.
Miquel Martí, director del Museo de la Pesca de Palamós.
Joan Vicens, presidente de la AMC.
Texto: Olga López Miguel, museóloga.
El ODS17, clave en la consecución de la Agenda 2030La sesión celebrada el 19 de septiembre de 2022, en el marco de la acción formativa y de debate Museos y ODS, se centró en el eje del Partenariado, la P que hace posible la consecución de los objetivos que componen la Agenda 2030 de las Naciones Unidas. Y específicamente, en el ODS17, quizás el más abstracto y complejo de los formulados, por la dificultad de operativizarlo debido a la multiplicidad de vectores que muestra.
Marina Gay inició su intervención con una presentación general del eje Partenariado y, específicamente, del ODS17 y su importancia para la consecución del resto de objetivos de la Agenda 2030, ya que marca no sólo un hito sino también un “cómo” es necesario afrontar este reto. En este sentido, destacó las palabras de las Naciones Unidas respecto a esta cuestión:
“Estamos determinados a movilizar los recursos y medios necesarios para aplicar la Agenda 2030 a través de una Alianza Mundial para el Desarrollo Sostenible revitalizada, basada en un espíritu de solidaridad mundial reforzada, centrada particularmente en las necesidades de los más pobres y vulnerables y con la participación de todos los países y todas las partes interesadas”.
Éste es el marco de referencia del ODS17 (fortalecer los medios para implementar y revitalizar la Alianza Mundial para el Desarrollo Sostenible), el cual se desgrana en una serie de metas económicas, tecnológicas, normativas e institucionales dirigidas a impulsar la consecución del conjunto de los ODS, y todas ellas sólo posibles mediante el partenariado, entendido como “Una relación de colaboración continua entre las organizaciones de diferentes tipos de stakeholders alineando sus intereses en torno a una visión común, combinando sus recursos y competencias complementarios y compartiendo el riesgo por maximizar la creación de valor hacia los ODS y ofrecer beneficios a cada uno de los socios”.
Gay destacó la existencia de un amplio abanico de formas de partenariado, tanto en lo que se refiere al alcance institucional o geográfico (desde alianzas mundiales hasta cooperaciones locales) como en todo lo referente al grado de formalidad (desde acuerdos informales de colaboración hasta convenios formales y regulados, sancionados por instrumentos jurídicos).
En cualquier caso, todas estas formas de partenariado sólo son viables desde la cultura de la colaboración, basada en una relación de confianza entre las personas involucradas, una visión común respecto a los logros a alcanzar y el reconocimiento de los valores que aportan cada una de las partes.
Evidentemente, la complejidad de esta práctica requiere de todas las personas involucradas el ejercicio de habilidades no siempre desarrolladas habitualmente. Para favorecer los procesos de cooperación exitosos, las Naciones Unidas han desarrollado una serie de herramientas metodológicas que orientan las diversas acciones que deben realizarse.
Los partenariados en el ámbito educativo y museísticoEn el último bloque de su intervención, la ponente destacó, dentro del amplio abanico de partenariados existentes, los ecosistemas de aprendizaje, concretamente Educación 360, como una fórmula de partenariado glocal, que genera un entorno de aprendizaje que sitúa al niño en el centro y conecta los recursos y agentes educativos del territorio y le ofrece las competencias de aprendizaje necesarias para afrontar la nueva realidad social actual. Educación 360 ofrece una ventana de oportunidad privilegiada para educar para los ODS, contribuyendo de esta forma a la consecución del ODS17.
En la parte final de su intervención, Marina Gay planteó los retos que los museos deberían afrontar en la promoción del partenariado para la consecución de los ODS, a través de una serie de preguntas que deben orientar la reflexión y la acción de las instituciones museísticas comprometidas en esta labor.
¿Qué voz tienen los museos actualmente en los partenariados a todos los niveles para la consecución de los ODS? ¿Qué valor añadido pueden aportar en los partenariados glocales? ¿Qué mecanismos pueden activarse para avanzar en la presencia de la cultura en los partenariados para los ODS? ¿Cómo aprovechar los partenariados existentes para orientarlos en el camino que traza la Agenda 2030? ¿Cuál es el papel clave que pueden tener los museos en los ecosistemas de aprendizaje comunitarios?
Son unas cuestiones que, seguro, tendrán que estar presentes en la planificación y la acción de los museos del siglo XXI, si nuestras instituciones quieren orientarse hacia el modelo de museo social que el presente y el futuro nos exigen.
Durante el debateTras las palabras de Marina Gay, intervino en la sesión Miquel Martí, director del Museo de la Pesca de Palamós.
Martí explicó que la premisa del proyecto del Museo de la Pesca de Palamós, teniendo en cuenta que se centra en una actividad viva que habla de formas de vida tradicionales no ancladas en el pasado sino presentes en la economía, el paisaje y la cultura especialmente de poblaciones del litoral, no podía concebirse si no era de la mano del sector pesquero, compartiendo conocimiento, actitudes y confianza.
El Museo de la Pesca ha estado atento a las aspiraciones y las inquietudes del sector, rehuyendo visiones románticas ancladas en el pasado, y el sector ha visto en él una plataforma para plantear sus retos de futuro. El reto para el museo es buscar la vía del punto medio, que requiere ponerse en la piel del otro, y mucho debate, encuentro, confianza y conocimiento.
El gran reto de los museos es convertirse en una mesa, un espacio de encuentro y de diálogo adecuado, aglutinador de voces, opiniones y miradas contrastadas. En ese proceso, uno de los retos que tienen los museos es generar un espacio de cooperación que integre todas las miradas. Una preocupación fundamental en este proceso debe ser saber contar con todos los posibles partners, porque si no lo hacemos es muy posible que ellos tampoco nos consideren, comprometiéndose de esta forma la utilidad social del museo.
La segunda cuestión surgida durante el debate planteó si el partenariado puede acarrear un modelo organizativo instrumental de mucha complejidad. En este sentido, Gay comentó la multitud de fórmulas organizativas de estas alianzas, de grado de complejidad variable. Estas fórmulas deben adaptarse a la personalidad de los protagonistas y a la voluntad de cooperar, y no siempre deben tener una materialización muy formal. La clave es la confianza y la voluntad de cooperar; si están ahí, se encontrará la forma de articularla para alcanzar los objetivos comunes. La visión compartida y el impacto buscado son fundamentales, siendo necesario esforzarse en la construcción conjunta de esta visión.
Por último, en el debate también se comentó la necesidad de evaluar el impacto de la acción del museo desde el punto de vista que permitan medir la utilidad del museo para la comunidad (se mencionó la experiencia del Barómetro Social de los Museos); la importancia de la visión estratégica aplicada a los museos, especialmente para la construcción de una visión compartida que debe constituir la base de cualquier partenariado, y la importancia de la incorporación de los ODS a la acción de los museos porque les obliga a adoptar un papel motor para cambiar el futuro.
MUSEOS Y ODS: PAZSesión realizada online el 19 de septiembre de 2022
Participantes:
Maider Maraña, directora de la Fundación Baketik.
Carme Bergés, directora del Museo Comarcal de Cervera.
Damià Amorós, vocal del AMC.
Joan Vicens, presidente de la AMC.
Texto: Mireia Mayolas, museóloga
Uno de los grandes aciertos de la Agenda 2030 es la formulación de un objetivo específico –el ODS 16– que aborda la paz y la justicia y promueve sociedades pacíficas e inclusivas para el desarrollo sostenible. La paz no se entiende en contraposición a los conflictos armados, como antónimo de la guerra, sino que incluye muchas otras perspectivas que Maider Maraña, directora de Baketik (https://www.baketik.org/web/index.php?idioma= es), una fundación vasca que trabaja para promover el cambio personal y social con sentido ético, va desgranando a lo largo de su ponencia.
La ponencia comienza planteando por qué tiene sentido hablar de paz en la Agenda 2030, si las Naciones Unidas ya cuentan con la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Evidentemente, al tratarse de dos documentos de la ONU, comparten un mismo marco ético y moral, y tanto uno como otro son fruto de un consenso internacional. Ahora bien, mientras que la Agenda 2030 puede considerarse una hoja de ruta que tiene un horizonte cronológico —en 2030—, la Declaración de los Derechos Humanos no está sujeta a temporalidad y sus objetivos no son de cumplimiento voluntario. Y a partir de esta breve introducción la ponente va deteniéndose en varios hitos del objetivo 16 para señalar cómo podrían ser abordados por los museos.
De cómo los museos narran la violenciaLa Agenda 2030 pide reducir significativamente las formas de violencia (16.1), y sin duda cualquier museo, grande o pequeño, podría trabajar a favor de esta meta. Una de las primeras cosas que plantearse desde estas instituciones es cómo se narran las violencias. De la misma manera que la gente tiende a no ser consciente de la violencia que existe en su entorno —aunque es una forma de relación social—, los museos tampoco le acaban de percibir, generalmente no la abordan, y, en ocasiones, incluso la justifican para defender los modelos sociales.
La historia suele explicarse a partir de las guerras, aunque los períodos de paz sean más largos y significativos. Por tanto, los relatos de los museos se vinculan a los conflictos y tienen mucho que ver con las narrativas sobre gente vencedora y gente vencida. Muchos museos no son conscientes de cómo están siendo “promotores” de violencias a partir de determinadas narrativas. Incluso algunos de los que fueron creados en defensa de la paz, se centran en explicaciones sobre tipos de armamento o estrategias de combate y poco en la resiliencia de la población frente al conflicto.
Incluir a los grupos minorizadosQuizás uno de los aspectos más importantes para entender el ODS 16 sobre la paz es su absoluta vinculación con el ODS 5 —que hace referencia a la igualdad de género— y el ODS 10 —que aborda las desigualdades y pone la mirada en los grupos sociales minorizados—. Y es que la paz tiene mucho que ver con tener en cuenta las discriminaciones que se dan en nuestro entorno. Y tiene también mucho que ver con la importancia de construir instituciones sólidas, responsables, eficaces, realmente inclusivas y con capacidad de rendir cuentas, como podrían ser los museos.
Ya existen muchos centros que están repensando sus narrativas para incluir la mirada de género. Y hablando de cómo se ha aceptado la violencia hasta hacerla invisible —en este caso contra las mujeres—, cabe destacar el esfuerzo que museos como El Prado están haciendo para resignificar obras de arte que se explicaban de forma equívoca: es el caso de cuadros sobre raptos y violaciones que se presentaban como conquistas amorosas. Pero también habría que preguntarse de qué modo existen grupos sociales, como el pueblo gitano, que a pesar de haber estado presente en todas las sociedades occidentales, no tiene patrimonio cultural declarado y no es visible en prácticamente ningún museo. O cómo abordamos la relación conflictiva que la sociedad tiene con las personas migrantes y cómo les damos voz.
Otro grupo social que suele ser invisibilizado es el de la infancia, y el ODS sobre la paz (16.2) hace referencia a la necesidad de acabar con el maltrato, la explotación, el trato y todas las formas de violencia y tortura que sufren las criaturas. Maraña mencionaba que sería muy interesante que desde los museos se abordara cómo se ha ido entendiendo este período vital a lo largo de la historia: trabajos, castigos, consideración… y cuál es su visión sobre determinados temas que le afectan directamente, como puede ser la violencia en general, o la violencia de género en particular.
Museos de memoriaY si hay instituciones que deben abordar de lleno el ODS sobre la paz, éstas son los museos de la memoria. Maraña cita el caso del trabajo del artista israelí Shahak Shapira (https://es.wikipedia.org/wiki/Shahak_Shapira), que en la obra Yolocaust (https://yolocaust.de/) combinaba selfies de turistas en el Memorial del Holocausto de Berlín con imágenes de judíos y judías asesinados por los nazis, para remarcar la poca empatía que se tiene en los espacios dedicados a recordar a las víctimas del Holocausto. De este modo, abordaba el conflicto entre la libertad de expresión y el respeto por las víctimas que se debe asegurar en los museos y espacios de memoria, dotados de una gran carga simbólica.
En estos centros es habitual encontrar distintas perspectivas y relatos sobre la violencia que explican. Entonces, es necesario debatir caso por caso y hacerlo a partir del conocimiento científico, por un lado, y la participación activa de la comunidad que sufrió la violencia, por otro, para encontrar consensos, lo que supone un alto grado de integridad por parte del equipo profesional que toma decisiones y el esfuerzo constante de salir de la zona de confort en la que tan bien se encuentran los museos. Un ejemplo de cómo trabajar estas narrativas con las víctimas es el Museo Sitio de Memoria ESMA (http://www.museositioesma.gob.ar/), antiguo centro clandestino de detención, tortura y exterminio de la dictadura de Jorge Rafael Videla, en Argentina.
Hay que recordar que las personas que han sufrido la violencia extrema no sólo son víctimas, sino también supervivientes con un profundo proceso de resiliencia muy interesante para darlo a conocer, porque tiene mayor efecto motivador, especialmente para la juventud, que cuando sólo se habla del sufrimiento.
Retos en materia de derechos humanos y pazEl último punto que se aborda en esta presentación es el conflicto moral que genera la exposición de objetos de otras culturas, hayan sido obtenidos de forma legal o no. ¿Tiene sentido, se pregunta Maraña, la mirada colonial que hemos efectuado en nuestros museos sobre determinados objetos? ¿Tiene sentido mantener estos objetos en nuestras narrativas actuales? Al final, nuestros museos también han adoptado unas formas de gobernanza que a menudo no han sido demasiado democráticas, imponiéndose un trabajo en torno a la cuestión del poder y de la democracia, entre otras cosas porque el ODS 16 también habla de corrupción y de rendición de cuentas.
En resumen…La Agenda 2030 debe servirnos para buscar interconexiones y cuestionar nuestras formas de hacer. Para no centrarnos en la complacencia de las autovalidaciones, sino en su espíritu contestatario. Para buscar las interconexiones, para buscar esos gaps que no estamos mirando y trabajarlos desde la transversalidad. Para favorecer la construcción de puentes con quien mira de forma distinta.
Durante el debateDe los numerosos temas surgidos en el debate, habría que destacar dos, quizás, que fueron tratados en mayor profundidad: el primero sobre cómo abordar en los museos los conflictos más recientes (con referencia específica al tratamiento del conflicto en el País Vasco) y la problemática vinculada de la revictimización; y el segundo relacionado con la necesidad de una formación continua sobre la materia, en la que la escucha activa es un elemento fundamental, junto con otros recursos aportados por instituciones y entes especializados, como la Escuela de Cultura de Paz de la UAB (https://escolapau.uab.cat) o el Instituto Catalán Internacional por la Paz (https://www.iccat/caip./).